Cuando inicié este proyecto en 2020 en plena pandemia, nunca pensé que lo olvidaría en unos rollos de película Ilford HP5+ sin revelar dentro de un cajón. La motivación de este proyecto nos marcó a todos de por vida y como buen fotógrafo aficionado, tuve el instinto de documentarlo.
Fueron tiempos extraños, vimos cosas que no estábamos acostumbrados. Gente con mascarilla, charlas a 2 metros de distancia, carreteras vacías, y unas ganas de salir a pasear como si fuera lo único que nos devolvía a la realidad.
Para reflejarlo, quise usar película analógica en blanco y negro que siempre da ese toque nostálgico. En el procesado, aumenté el contraste y el grano para incrementar el dramatismo de la pandemia. Y debido a las restricciones de movimiento, todo el proyecto está realizado en Las Rozas de Madrid. Allí vivíamos Irema, Oto y yo, en un pequeño primer piso con una terraza que amortizamos muy bien durante el confinamiento.