En plenas fiestas de Salamanca aproveché para tomar un refresco en una de las muchas terrazas de la plaza mayor. Estaba a punto de comenzar la «golden hour» y me atendió un camarero que se le veía bastante cansado por su trato hacia los clientes.
Cuando me di la vuelta al oir un ruido detrás de mi, tuve que estar rápido al tomar la siguiente fotografía. El sol entraba bastante fuerte por los soportales y se reflejaba en la cara del camarero desvelando su cansancio. Lo curioso de la toma, y lo que quería mostrar con este «post», es que pierde toda la fuerza al convertirla a blanco y negro y pasa a ser una foto muy plana.
Mi estilo preferido es la fotografía callejera en blanco y negro pero hay algunas excepciones en las que la fotografía no tiene sentido sin el color. En este caso la calidez y el contraste de colores le dan el sentido y la historia que buscaba a la foto.